Las ondas electromagnéticas se dispersan en el espacio al igual que lo hacen los rizos que se forman en un lago cuando se arroja una piedra en sus aguas. En el espacio vacío, las ondas electromagnéticas viajan a una velocidad cercana a los 300.000 km/s.
Esta velocidad sería suficiente para dar la vuelta a la tierra en una séptima parte de segundo, o para cubrir los 150 Millones de kilómetros que nos separan del sol en 8 minutos. A través de la materia, tal como el agua o el aire, la radiación electromagnética viaja más lentamente; a mayor densidad de la materia, menor velocidad.
En realidad, es el vínculo entre la electricidad y el magnetismo el responsable de la luz y todas las demás radiaciones del espectro electromagnético, incluidos los rayos X, las ondas de radio y las microondas.
La radiación electromagnética se produce siempre que en un átomo un electrón salta de una órbita a otra más cercana al núcleo. El vínculo existe porque la radiación electromagnética está formada por energía eléctrica y energía magnética en cantidades casi iguales, y la radiación electromagnética se propaga por el universo como ondas interactivas de campos eléctricos y magnéticos.
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